El Valle de Tena es uno de los lugares más hermosos y recónditos de España, situado en la comarca del Alto Gallego (Huesca). Esta zona es conocida por ofrecer a los turistas una experiencia única para los amantes de la naturaleza y la aventura a través de sus paisajes naturales, así como por sus tradiciones y costumbres locales. En este artículo hablaremos sobre sus montañas, sus ríos y sus ibones.
¿Qué puedo encontrar en el Valle de Tena?
El Valle de Tena es un lugar ideal para escapar del bullicio de la ciudad y disfrutar de la belleza y el encanto de la naturaleza, así como de muchas actividades al aire libre. El entorno tiene una gran variedad de fauna y flora protegida por una red de parques nacionales y naturales, lo que asegura la conservación de su belleza natural.
La historia y la cultura son igualmente interesantes. La zona ha sido habitada desde tiempos remotos y cuenta con una rica historia cultural, que se refleja en sus monumentos y tradiciones. Hay muchas pequeñas aldeas y pueblos en el valle que aún mantienen sus costumbres y tradiciones, lo que le da a la zona un carácter muy auténtico.
El territorio se vertebra en torno al rio Gállego, que discurre a lo largo de toda la comarca, desde su nacimiento en El Portalet hasta Sabiñanigo. Si seguimos su curso podremos visitar más de una decena de pequeños municipios y pedanías, con puentes e iglesias con más de mil años de antigüedad y espectaculares picos que superan los tres mil metros de altitud, donde se encuentran alguno de los ibones más espectaculares del Pirineo.
Además, la zona cuenta con una amplia oferta de ocio al aire libre, con numerosas actividades enfocadas al turismo de aventura, entre las que destaca el senderismo, rutas en bici, rutas en buggies, escalada, descenso en tirolina, paseos a caballo, pesca, piragua y un largo etcétera. Por eso, si estas interesado en alguna de no dudes en ponerte en contacto con la oficina de turismo de la comarca, donde te informaran de todo lo que te puede ofrecer el Valle de Tena.
El Rio Gállego, principal atractivo del Valle.
Como ya hemos mencionado anteriormente, este río es uno de los más importantes del territorio, con un recorrido de casi 200 kilómetros desde su nacimiento en las cumbres del Pirineo hasta su desembocadura en el río Ebro. Es uno de los ríos más salvajes y espectaculares de toda la comunidad, con una gran diversidad de ecosistemas a lo largo de su curso.
El río fluye a través del valle, creando un ambiente único y poblado por una gran variedad de vida silvestre, incluyendo truchas, ciervos, linces y águilas. A medida que el río baja de altura, su caudal y su fuerza aumentan, lo que lo convierte en un destino ideal para la práctica de todo tipo de deportes acuáticos.
Los ibones del Valle de Tena.
El término «ibón» en aragonés hace referencia a un lago de montaña pirenaico que se formó hace miles de años debido a procesos geológicos durante la era glaciar. Estos lagos se encuentran en entornos naturales de impresionante belleza y su altura y las condiciones climáticas del área influyen en sus características y forma únicas.
En Aragón estas zonas están protegidas ya sea por estar incluidos en alguna lista de Espacios Naturales, por formar parte del Inventario de Humedales Singulares, o por ambas medidas de protección.
El agua de los ibones es fresca y dulce, gracias a su procedencia del deshielo. Estos lagos son muy valiosos por la variedad de fauna y flora que albergan, incluyendo diferentes variedades de tritones.
Cabe destacar que las truchas fueron agregadas a la fauna artificialmente y se convirtieron en el principal depredador del tritón pirenaico, un anfibio nativo y exclusivo de estas montañas. Debido a esto, su protección es aún más crucial.
En torno a estos ibones hay numerosas leyendas, relacionadas con todo tipo de criaturas mágicas que utilizaban sus voces para atraer a pastores y viajeros, atrapándolos y arrastrándolos hasta las profundidades, a imagen de las sirenas.
Por esta razón, era habitual que los habitantes de la zona recomendasen a los forasteros no lanzar piedras en los ibones, ya que los seres que habitan en ellos podrían enojarse.
El Valle de tena cuenta con casi veinte ibones repartidos por toda la comarca. Aunque todos se pueden visitar, estos son los más conocidos y los más destacados.
Ibón de Piedrafita.
El ibón de Piedrafita es uno de los lagos más accesibles del Valle de Tena, y es posible llegar a él en un breve y sencillo recorrido de dos horas de duración con un desnivel de 240 metros. Se encuentra a los pies de la imponente y escarpada Peña Telera, que con sus 2762 metros de altura es el segundo pico más alto de la Sierra de la Partacua después de la Peña Retona.
La mayor parte del acceso al ibón se realiza por una pista forestal que actualmente está cerrada al tráfico. En invierno, es posible acceder con raquetas de nieve, y incluso si no hay mucha nieve y se encuentra huella previa, se puede subir sin necesidad de equitación especial, como se describirá a continuación.
Ibón de Respomuso.
El ibón de Respomuso es un itinerario de gran belleza, fácil y bien definido con sendero en buen estado que sigue el curso del río Aguas Limpias en su ascenso. A lo largo del camino, que puede durar aproximadamente dos horas y media, hay numerosas cascadas y pasaremos por un extenso bosque de hayas. También cruzaremos el barranco de Aguas Limpias en el Paso del Onso, dejando atrás la exuberante vegetación del valle y llegando finalmente al Ibón de Respomuso en un entorno de alta montaña espectacular, rodeado de imponentes picos que superan los 3000 metros de altura, como Llena Cantal, Campoplano, Piedrafita, Gran Facha, Tebarray, y el Macizo de Balaitous.
Ibón de Bachimaña.
El ibón de Bachimaña es uno de los lagos de montaña más altos que se pueden encontrar en toda la zona y se caracteriza por las fantásticas vistas que hay a lo largo de toda la subida, la cual puede durar hasta dos horas con un desnivel de 600 metros. Sin duda alguna esta excursión es una de las más populares y concurridas que toma como punto de partida el Balneario de Panticosa.
Hay que destacar que esta ruta es algo más complicada que las anteriores, ya que el sendero sube fuerte y con curvas por el margen derecho rocoso del río Caldarés. A lo largo del camino, algunos saltos de agua y cascadas quedan a la derecha entre potentes formaciones de granito. Sin embargo, una vez arriba, el entorno es inmejorable y animamos a realizarla ya que no defraudará a nadie.