Actualmente, hay muchos factores que pueden debilitar la salud mental y física de las personas. Ya sea por las condiciones invernales que limitan ciertos movimientos o actividades, por el aislamiento provocado por la pandemia o por la falta de motivación para moverse, todos estos factores hacen que muchas personas no sean lo suficientemente activas. Esto puede tener graves consecuencias para su salud al aumentar el riesgo de enfermedades crónicas y problemas musculoesqueléticos, pero también de ansiedad y depresión. Sabiendo que la actividad física regular puede tener beneficios físicos, psicológicos y cognitivos preventivos, ¿Qué se puede hacer para fomentar la adherencia al ejercicio al tiempo que se maximizan los beneficios deseados? La respuesta es salir a la calle.
Es un error creer que la actividad física al aire libre conlleva un mayor riesgo de lesión que el entrenamiento en interiores. Por el contrario, cuando se hace correctamente, con el equipo y la ropa adecuados, por ejemplo, los beneficios superan con creces los riesgos.
El principal beneficio es la mejora de la salud en general. En efecto, la actividad física al aire libre mejora la función cardiovascular, ayuda a la gestión y prevención de diversas enfermedades crónicas como la diabetes de tipo 2, la hipertensión, la dislipidemia y la obesidad, y ayuda a controlar los síntomas de ciertas patologías. Todas estas mejoras en la salud permiten una mejor calidad de vida, una mayor independencia y el mantenimiento de las capacidades físicas. Además, la exposición al sol cuando se practica al aire libre también ayuda a evitar la carencia de vitamina D, especialmente en el caso de las personas mayores.
Impacto de las actividades a la salud mental
Sin embargo, es sobre todo en términos de salud mental y bienestar que los beneficios de la actividad física al aire libre superan a los de la actividad en interiores. De hecho, varios estudios han demostrado que el ejercicio al aire libre puede tener un mayor impacto en la reducción de los síntomas depresivos y de ansiedad como el estrés, la rumiación, la soledad y las emociones negativas como la confusión y la frustración.
Además, tiene efectos positivos sobre el estado de ánimo al promover emociones positivas como la alegría, el placer, la autosatisfacción, la tranquilidad, la autonomía y el bienestar. Estas emociones aumentan la vitalidad, la autoestima, la confianza en sí mismo, la autoeficacia y las habilidades sociales. Todos estos sentimientos positivos hacen que la gente quiera repetir la actividad en el futuro.
Se ha demostrado que la sensación de bienestar es casi inmediata y que tras sólo 5 minutos de actividad física al aire libre, la autoestima y el estado de ánimo mejoran. También hay pruebas de que los niveles más altos de autoestima están asociados a estilos de vida saludables y, por tanto, a una mejor salud física en general.
Por ejemplo, desde el principio del senderismo, ya es posible disfrutar de la naturaleza y liberar la mente al tiempo que se mejoran diversas habilidades físicas. Estos resultados han demostrado ser exitosos para mujeres y hombres de todas las edades. En el caso de las personas inicialmente inactivas, sedentarias o con problemas de salud mental, los beneficios son aún mayores.
Compromiso con uno mismo
Otro efecto positivo de la actividad física al aire libre es que promueve un compromiso positivo. La naturaleza puede ayudar a reconectar con uno mismo y las interacciones sociales potencian los sentimientos positivos experimentados.
Esto ayuda a mantener altos los niveles de motivación al combatir la rutina y el aburrimiento. De hecho, es posible variar el tipo de actividades al aire libre (caminar, correr, montar en bicicleta, andar con raquetas de nieve, hacer esquí de fondo, etc.) y las rutas o senderos elegidos para desafiarse a sí mismo.
Si bien es agradable realizar actividades físicas en un hermoso y gran parque, no es ni mucho menos imprescindible hacerlo para sentir los efectos positivos del aire libre. Cualquier tipo de entorno al aire libre puede tener efectos positivos sobre la autoestima y el estado de ánimo.
Ya sea en el bosque, el campo o los espacios urbanos, los beneficios para la salud mental y física son los mismos. El simple hecho de salir de casa para ir al parque de la esquina o dar un paseo por la acera de los alrededores tiene efectos igualmente positivos. En la misma línea, la actividad no tiene que ser en un entorno «organizado» para ser efectiva y beneficiosa, ¡basta con salir de casa!
Para obtener el máximo beneficio, se recomienda salir al exterior durante al menos 15 minutos hasta alcanzar la recomendación general de al menos 150 minutos de actividad física a la semana. Es importante recordar que algo de actividad física es mejor que nada. Los beneficios pueden observarse en todas las intensidades de ejercicio, ya sean ligeras, moderadas o altas. Lo mismo ocurre con el tipo de actividad que se quiere favorecer. Caminar, montar en bicicleta, practicar yoga en el parque o simplemente hacer la sesión de ejercicio habitual al aire libre pueden beneficiarse de los efectos positivos del exterior.
En resumen, la actividad física al aire libre puede tener beneficios físicos y psicológicos añadidos sin ser complicada, organizada o restrictiva.